sábado, 26 de mayo de 2012

Aire fresco, a 5 semanas de la elección

En los últimos días ha empezado a emerger y movilizarse un sector cada vez más numeroso de la población que tiene pánico de que el PRI pueda regresar al poder. Lo que comenzó siendo una aparentemente inocente protesta estudiantil en la Ibero, ha ido evolucionando y tomando forma hasta convertirse en una multitudinaria manifestación que ha llamado la atención del mundo entero. Movimientos espontáneos y organizados a través de redes sociales -y no a través de sofisticadas conspiraciones, como denunció el líder priista Pedro Joaquín Coldwell- dejan ver que de aquí al primero de julio quedan todavía muchas cosas por verse.

En ninguna democracia debiera espantar el triunfo de ningún partido. La alternancia es natural y hasta cierto punto lógica y necesaria en cualquier nación. Así acaba de pasar en España y en Francia y nadie se tiró al piso. Pero existen múltiples elementos para sospechar que en México el triunfo del PRI no implicaría una alternancia como cualquier otra, sino una auténtico riesgo para la democracia. Cuando observamos que el comunicador más visible del país minimiza el viernes negro de Peña Nieto en la Ibero o las protestas que se le hicieron en Oaxaca y en cambio maximiza desproporcionadamente los errores del equipo de Josefina; cuando analizamos el sectarismo pro priista de los "analistas" del programa Tercer Grado; cuando nos presentan encuestadoras que trabajan para el PRI y para el Verde como si fueran objetivas, imparciales y metodológicamente rigurosas; cuando nos enteramos de que durante años Peña Nieto ha "contratado" columnas editoriales para que hablen maravillas de él; cuando cada vez más son más los reporteros que denuncian presión de sus jefes para no hablar mal de Peña Nieto; entonces nos damos cuenta de que el peligro de regresión autoritaria en México es real.

Muy interesante y alentador que quienes encabezan en calles y redes sociales este movimiento son jóvenes universitarios. Quizá no cuenten con organización ni estructura, mucho menos con una agenda política bien definida y acabada. En sus filas seguramente hay de todo, de izquierda a derecha, pasando por ambientalistas y defensores de agendas alternativas y de minorías. Pero los une el presagio de que un eventual regreso del PRI a los Pinos pondría en riesgo muchos de los avances democráticos del México de hoy, debido a sus comprobadas complicidades con el crimen organizado, con la corrupción y con los más oscuros intereses.

Por su edad, esos jóvenes no padecieron los gobiernos del PRI represor que además destrozó la economía y convirtió a México en una fábrica de pobres. Ellos crecieron en un país con estabilidad económica, pluralidad política y libertades. Por eso mismo no quieren un escenario distinto. Han metido aire fresco a una campaña tediosa y monótona. A cinco semanas de la elección, todavía queda mucho por escribirse.